Hay que establecer una rutina para dormir los niños, esta rutina debe ser algo flexible y cómoda, ya que habrá que mantenerla durante mucho tiempo. Para que esta rutina para dormir los niños sea eficaz hay que hacerla con poca luz y mucha tranquilidad.
Ya sería sencillo acostar a un niño, si este proceso se limitará al hecho de acompañarle a su habitación, meterle en la cama y darle las buenas noches. Pero las cosas suelen ser mucho más complicadas. Para un niño irse a la cama es mucho más que irse a la cama, implica en muchos casos separase de sus padres y esto no le gusta nada
Los niños, en lo que al dormir se refieren, reaccionan mejor a una continuidad en la rutina. De hecho es el momento del día en el cual una rutina preestablecida tiene importantes ventajas. En niños para los cuales la cama y su habitación se han convertido en algo desagradable y en desencadenante de llantos y sufrimiento, el establecimiento de una rutina agradable contribuye a disminuir estas respuestas de implicación emocional.
Esta idea junto a la de las siestas son el ABC de un buen sueño nocturno. Establece una hora relativamente fija para ir a la cama y un orden predecible de los acontecimientos. Este paso es muy importante para indicar al bebe que se acerca la hora de acostarse. Ponla en práctica durante una semana y ya empezarás a ver resultados positivos.
La rutina para dormir los niños, tiene que ser algo flexible y que te sientas cómoda con ella, ya que si te funciona tendrás que hacerla durante mucho tiempo.
Se trata de llevar a cabo una serie de acciones, siempre las mismas y con la misma secuencia, cada día a la misma hora. Sirve todo lo que hagas habitualmente, (cena - baño - cuento - nana - pecho y dormir) es un ejemplo.
Para que la rutina para dormir los niños sea efectiva hay que hacerla con poca luz y evitar cosquillas ni juegos que le animen.
Si algún día se te hace tarde intenta hacer todos los pasos pero acórtalos, o sáltate alguno intermedio.
Ideas para la rutina para dormir los niños
Un baño tibio.
Leerle un cuento o escuchar música relajante.
Cantarle una nana.
Arroparlo bien con su peluche favorito.
Un masaje, hazlo muy relajante y suave, con toques muy lentos.
Darle el pecho o el biberón.
Mecerlo.
Según muchos especialistas es inútil mantener al niño despierto durante el día pretendiendo que se acueste antes creando menos problemas. Un niño al que se impide dormir se vuelve cansado e irritable, lo que no facilita, sino todo lo contrario, la conciliación del sueño.
Una de las mayores ventajas que tiene establecer una rutina para dormir es que el niño sabe lo que se espera de él. Si una noche se le lleva a la cama y se le deja solo, otra se le lee un cuento y otra ve la televisión, terminará desconcertado.
En cada hogar se establecen diferentes rituales en lo que al acostarse se refiere, rituales que a menudo responden a los recuerdos que los padres guardan de su propia infancia.

No hay nada más placentero y a la vez más desafiante para los padres que el poder ver que su bebé empieza a dar sus primeros pasitos. Es un momento realmente especial, que marca una etapa. El bebé crece, ya se sienta, se levanta, da vueltas, se pone de pie, se agarra a los barrotes de la cuna, y desde hace algunas semanas no para de arrastrarse y de gatear por todos los rincones de la casa. Su sentimiento de libertad es contagioso. El poder moverse es divertido y un paso importante en el desarrollo de sus destrezas y confianza. El bebé ya no para de moverse. Ahora se distrae sosteniéndose en los muebles y en todo lo que pueda, para buscar apoyo y estar de pie por más tiempo, y poder interactuar con las personas y las cosas. Falta muy poco para que él camine por sí mismo. Falta poco para que ustedes , los padres, se sitúen a una distancia de él, y le llamen para que camine hacia ustedes. Y el bebé vendrá, sonriendo, con los brazos algo equilibrados, y dará un paso tras otro, hasta poder abrazarlos. se sentiran los padres más felices y orgullosos del mundo, y su bebé estará cumpliendo más una etapa de su crecimiento.



Son muchas las inquietudes, las dudas, y las preguntas que las mamás y los papás se hacen cuando tienen que bañar a su bebé por primera vez. Normalmente se sienten inseguros y ansiosos, y con algo de miedo, principalmente cuando son padres primerizos, y tienen que bañar a su bebé. Se preguntan cómo deben sujetarlo, manejarlo, y qué cuidados deben tener. Muchos dudan de cómo lavar las orejitas, cuál es la temperatura ideal del agua, y de muchos otros detalles. Pero, tranquilos, son dudas normales, compartidas por muchísimos padres. El bebé necesita de dos o tres baños semanales en las temporadas más frías. En las épocas más calurosas, podrás bañarlo con más frecuencia.


Qué necesitarás para el baño del bebé


La mejor forma para adquirir seguridad es organizarse. Y para eso nada mejor que reunir y tener a mano todo lo que necesitas para bañar a tu bebé. Para bañar a un bebé pequeñito es necesario: jabón neutro, toalla de algodón, peine o cepillo, ropa limpia, champú adecuado para los bebés, pañales, una bañera (móvil o fija), y una esponja (opcional).


Cómo empezar el baño del bebé


Cuando tengas todo el material necesario, lávate las manos, y en seguida cierra bien la puerta y la ventana de la habitación donde bañarás al bebé, para evitar corrientes de aire. Y siga pasos:


1- Comprueba de que la bañera está limpia. Llena la bañera con agua tibia. Utiliza el codo o la parte interior de la muñeca para comprobar que la temperatura es apropiada. Puedes utilizar un termómetro de baño. El agua no debe superar dos 30 grados centígrados.


2- Desnuda al bebé, límpiele la zona del pañal, y envuélvalo en una toalla.


3- Límpiale la carita y las orejas con un trocito de algodón húmedo.


4- Sostenga al bebé con su brazo derecho, del mismo modo como si llevaras una pelota, inclínelo sobre la bañera, y con la mano izquierda, y lávele la cabeza con el mínimo de champú. Enjuague bien y seque para cepillar después.


5- Lavada la cabeza, sostenga los hombros del bebé con una mano, introduciendo los dedos por debajo del sobaco y sosteniéndole das piernas o el trasero con la otra mano. Es importante no dejar de sonreírle y hablarle mientras lo manejas.


6- Introduzca al bebé en el agua. Mantenga una mano por debajo de los sus hombros, de modo que tenga los hombros y la cabeza fuera del agua, y utilice la otra mano libre para lavarlo.


7- Con o sin esponja, lave, enjuague, y seque de arriba abajo. Primero el pecho, los brazos, las manos, hasta las piernas y los pies.


8- Gire al bebé para lavar la espalda y el trasero.


9- Una vez que esté limpio y enjuagado, levántelo con suavidad y cúbralo con una toalla.


10- Séquelo bien, y lo envuelvas para darle calor.